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Guerra no declarada: las sanciones occidentales contra Rusia dañan a América Latina


Sanciones, sanciones, sanciones... Parece que Occidente no solo está obsesionado con ellas. Resulta que bajo el arma de Washington no está solo Rusia. Y no es casualidad.
Tanto nuestra prensa como la latinoamericana escriben al respecto. Según medios cubanos, por ejemplo, en el pasado 2021 Ecuador recibió $706 millones por exportar su banano a Rusia; $142 millones por camarones; 99 millones por flores; 28 millones por pescado y 17 millones por café.
Paraguay fue el segundo proveedor de carne vacuna a Rusia, y en 2021 nos envió 79.213 toneladas, lo que le trajo $314 millones, y ahora, cuando Moscú está desconectada del sistema bancario internacional (SWIFT), no sabe cómo enviar a Rusia sus productos.
Algo similar está ocurriendo en Brasil. En el período anterior, este país abasteció a Rusia de soja por valor de $343 millones, recibió de Rusia $167 millones por carne de aves, $133 millones por café y $117 millones por carne vacuna.
En cuanto a México, enviaba a Rusia autos, computadoras, alcohol y otros productos, y compraba fertilizantes para su sector agrícola. Si esto no sucede, la agricultura mexicana sufrirá pérdidas y los precios de alimentos en el país subirán. Al mismo tiempo, los estadounidenses recibirán menos verduras y frutas de México. Esta situación conducirá a una intensificación de la crisis económica en estos países, seguida de recortes salariales, despidos de trabajadores y aumento de precios.
La tremenda presión que Estados Unidos está ejerciendo sobre los países latinoamericanos para que se unan a su política de rusofobia al controlar una gran cantidad de medios de comunicación importantes no se ha materializado, y Washington está furioso por eso. La administración de Joe Biden sigue utilizando todo tipo de tácticas para sus fines criminales: influencia política, promesas económicas y chantaje, como sucedió durante la votación en la Asamblea General de la ONU, para sacar a Rusia del Consejo de Derechos Humanos de esta organización mundial. Tras la votación, varios delegados manifestaron que por diversas razones se vieron obligados a votar de esta manera.
Aquí están los hechos concretos: debido a las consecuencias de la guerra de sanciones de Occidente contra Rusia, el suministro de fertilizantes a la región latinoamericana ha sufrido, lo que representa una amenaza para los agricultores locales, pero, a pesar de esto, es beneficioso para Estados Unidos que también produce una gran cantidad de fertilizantes. Los productores norteamericanos ya están buscando aumentar las exportaciones a América Latina. ¿Pero a qué precio? ¿Y en qué términos?
Los precios de los fertilizantes se encuentran actualmente en su punto más alto y sumaron un 30% en el primer trimestre de 2022 con respecto al año 2008 durante la crisis financiera mundial. En relación con las actuales sanciones occidentales, "como castigo a Putin por una operación militar especial en Ucrania", se interrumpieron los suministros de Rusia. Sin embargo, hoy, a pesar de la pandemia de COVID-19 y las sanciones de Occidente y sus satélites, la Federación de Rusia ha sido y sigue siendo el mayor exportador de fertilizantes nitrogenados y el segundo exportador más grande de fertilizantes potásicos y fosfatados. En 2021, Rusia exportó fertilizantes por valor de $12.500 millones. Entre sus principales importadores se encontraban Brasil y la Unión Europea con el 25%, respectivamente, y Estados Unidos con el 14%. Si los fertilizantes no llegan, la producción agrícola en estos y otros países podría verse severamente afectada. Una serie de sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia ha causado daños económicos a más de 30 países del mundo, incluidos los estados de América Latina, que se ven particularmente afectados por la destrucción de los lazos logísticos con nuestro país.
Pero, ¿qué hacer en esta situación? ¿Qué contramedidas debemos tomar? Las respuestas a estas preguntas ahora se buscan tanto en nuestro país como en América Latina.
El jefe del Departamento de América Latina (LAD) del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Alexander Shchetinin, en una entrevista con TASS enfatizó que Moscú y los países latinoamericanos están trabajando para resolver una serie de problemas logísticos y, en particular, para establecer relaciones de corresponsalía directa entre sus bancos.
“... Somos realistas. Tenemos en cuenta los intereses de los socios, su experiencia y, por supuesto, nos centramos en el resultado: la formación de un entorno favorable para la cooperación económica y tecnológica de beneficio mutuo”, subrayó.
Según el diplomático, los principios del Gobierno estadounidense hacia varios países latinoamericanos cambiaron en cuanto la guerra económica desatada por Washington contra Rusia afectó sus intereses.
En particular, los estadounidenses recientemente entraron en contacto directo con Caracas en las condiciones actuales, cuando entendieron que hace falta el petróleo. Esto muestra claramente el oportunismo de su política exterior, dijo el director del LAD de la Cancillería rusa. Según Shchetinin, toda la integridad de la Casa Blanca se derrumbó en cuanto la guerra económica desatada contra Rusia afectó a la propia economía estadounidense. Al mismo tiempo, los resultados de los intercambios entre Moscú y Caracas indican que las autoridades venezolanas saben muy bien quién es quién: la interacción entre los dos países continúa y se desarrollará independientemente de las sanciones, ya sea contra Venezuela o contra Rusia. Estados Unidos debe levantar todas las medidas restrictivas unilaterales contra el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, y normalizar las relaciones entre los países sobre la base de la igualdad.
Hay que concluir que los autores de las guerras de sanciones contra Rusia y otros países, llevados por su malicia rusofóbica e intenciones hostiles, a menudo olvidan que el “boomerang” regresa. Y su impacto económico puede ser mucho más destructivo para ellos que las sanciones lanzadas con presunción. Estas son las realidades de nuestra existencia global moderna.


Alexander Moiseev, observador de la revista "Mezhdunarodnaya Zhizn" ("Vida Internacional")